Si sientes que quieres cantar, CANTA.
Aunque creas que no puedes, que no vales, que tu voz es horrible o que tu miedo y vergüenza son invencibles… (y un sinfín más de lindezas que nos dice la cabeza), ¡CANTA!
No dejes que nadie te convenza de lo contrario.
Ni siquiera tú.
Créeme, yo pasé por lo mismo y tuve un sinfín de bloqueos, «fantasmas» y presiones.
Por eso mis propuestas están diseñadas para que acaben con tu miedo y sueltes todo lo que llevas dentro.
Para que descubras ese mundo que es tu voz y para que, dejándote sorprender, disfrutes cantando.
¿No es un planazo?
Ya te contesto yo: sí, lo es.
Pero, antes, déjame contarte un poco más…